En la Comunidad Valenciana somos unos amantes del fuego para quemar lo malo y dar la bienvenida a tiempos mejores. En Valencia se celebran las Fallas durante marzo, en Alicante las hogueras de San Juan en junio y en Castellón, la Santantonà, la fiesta medieval del fuego purificador en enero.
Tiene lugar en Forcall y está considerada uno de los festejos más antiguos sin haberse interrumpido nunca su celebración. Escenifica a través de un desfile teatralizado la vida de San Antonio Abad, patrón del pueblo castellonense y protector de los animales.

Pese a celebrarse alrededor del 17 de enero (fin de semana cercano a la fecha por lo que en 2023 tendrá lugar el viernes 13 de enero), sus preparativos ya empiezan en navidad, fecha en la que los jóvenes reúnen la madera para construir la barraca de la fiesta. Esta se levanta alrededor de un árbol central al que llaman Mayo, al que quitan todo su ramaje a excepción de la parte superior (La capolleta que se añade el día de la Santantonà). El fuego es símbolo de purificación, de renovación y el árbol representa el árbol de la vida. Purifica no sólo a las personas sino también a los animales. Tradicionalmente, el hacerle pasar a estos últimos por en medio de la barraca en llamas se consideraba un rito de protección.
El primer día tiene lugar la despertà, que anuncia el arranque de la Santanonà. Durante todo el día se construye la barraca compuesta por troncos de pino como esqueleto (el Maio) y revestida por enebro y carrasca, cubriéndola hasta llegar a la parte superior.
Por la noche sale la Santantonà formada por unos demonios llamados “Botargues” que llevarán a los Santos, San Antonio y San Pablo, atados con una cuerda hasta la barraca, la cual representa la cueva donde el santo vivía sus penitencias, acabando así con el Bien. El recorrido está compuesto por tres actos.
En primer lugar aparecen dos Cremallers, personajes de dos metros de altura que llevan en lo alto unos recipientes metálicos de dos metros de altura con teas encendidas. Mientras están en escena se oye al Despullat, el cabecilla del Mal escoltado por demonios. Estos persiguen a los espectadores y se adentran en las casas de algunas familias que todavía permanecen en ellas.

Acaba el primer acto, la plaza vuelve a la tranquilidad y la procesión continúa. De repente aparecen los Botargues, personajes rezagados que, con el Pellot (saco de papel enrollado como un palo) hacen trastadas golpeando al público, al suelo…
En el siguiente pasaje aparece en escena Filoseta, la única representación femenina que simboliza las tentaciones carnales que sufrió el santo. Pese a ser mujer es un hombre disfrazado quien ejerce de tal. San Antonio y San Pablo son capturados, esposados y arrastrados con cuerdas conducidos hasta la profundidad del fuego.
Entre el segundo y el tercer acto hay un desfile por todo el pueblo durante el cual se declaran pequeñas treguas para descansar en la casa Mayorales. Allí se les ofrece a los actores bebidas y pastas típicas de Forcall. Una vez se han repuesto las fuerzas llega la batalla final, la última escena.
Los Cremallers levantan las antorchas y comienzan a quemar la barraca. Mientras esta arde los Santos se adentran en las profundidades de la humareda arrastrados por los demonios.
El Mal ha triunfado, el equilibrio del Universo ha quedado quebrado pero sin embargo no se ha tenido en cuenta una cosa esencial: con la desaparición del Bien también lo hace el Mal. Los personajes diabólicos caen al suelo fulminados por lo que la victoria se convierte en una derrota propia. Cuando el caos ha invadido el pueblo, resurgen entre las llamas San Antonio y San Pablo que han conseguido escapar del Infierno.
Los personajes se mezclan con el público, celebrando todos la prórroga un año más del conflicto entre el Bien y el Mal. Todo aquel que lo desee puede, para purificar su alma, atravesar la barraca mientras está en llamas en su exterior. El fuego se lleva los malos pensamientos, quedando sólo la estructura de la barraca.

A continuación se celebra una cabalgata donde el Cura bendice a los animales. Antiguamente se trataba de una procesión repleta de ejemplares de labranza: caballos, mulos… sin embargo, en la actualidad ante la ausencia de estos los vecinos traen a perros, gatos, pájaros…
Para finalizar la noche los participantes acuden a la casa de uno de los mayorales a recoger la “coqueta de mitja lliura”, una pasta típica del pueblo elaborada tradicionalmente por las mujeres en los hornos.
El sábado a las 8h tiene lugar la despertà, a mitad mañana se celebra una procesión dedicada a San Antonio Abad y se reparten pastas. Por la tarde tiene lugar la “llaurà” y la “sembra”, una ceremonia ancestral para conseguir buenas cosechas. Durante este acto desfilan los disfraces de carnaval, anticipándose al festival en Forcall al coincidir con la fiesta de Sant Antoni. El domingo termina con juegos tradicionales tras una comida popular en la plaza Mayor compuesta por chuletas y acompañada de vino, alioli, aceitunas y pan.
Consulta la programación completa aquí.
¿Sabías que en 2007 fue declarada “Fiesta de Interés Turístico Autonómico” y cuatro años más tarde, “Bien de Interés Cultural de Carácter Inmaterial”?
Para este texto nos hemos basado en uno de los capítulos del libro “¿Cuánto sabes de la Comunidad Valenciana?: Logros, méritos y récords extraordinarios” de la editorial Sargantana. El cual recomendamos leer para descubrir este y otros datos insólitos de Castellón, Valencia y Alicante.
Imagen principal: Fernando Julian Silvestre
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1 comentario en «Santantonà de Forcall, la fiesta medieval del fuego purificador»