Último miércoles de agosto, Buñol, 22 000 personas y 165 toneladas de tomate. Nunca antes había ido a la Tomatina, solo la idea de tanta gente me agobiaba pero en la vida si no vives las experiencias no puedes saber si te gustan o no y no me arrepiento de haber ido.
He de reconocer que al principio, antes de que empezase la batalla de tomates me agobié porque había demasiadas personas. Eso sí, una vez empieza se te olvida y solo piensas en esquivar tomates, en lanzar al resto los que empomes o recojas del suelo y sobre todo en divertirte. Me lo pasé genial y es una experiencia que creo que todo el mundo debería de vivir, al menos, una vez en su vida.
En general hay muy buen ambiente entre los participantes pese a estar allí más de 20.000 personas de diferentes países y culturas. El idioma allí poco importaba. La mayoría de tomates estaban maduros aunque siempre se escapaba alguno un poco más verde o sin partir que te dolía si te alcanzaba. El tiempo no acompañó porque, pese a no llover, tampoco hacía calor y cuando pasó el último camión de tomates que marcaba el fin de la fiesta y andabas hacia el coche hacía frío al estar empapado y no salir el sol.
Si tuviese que poner alguna pega diría las consecuencias de ir. No ya por la ropa porque cuando vas a la Tomatina ya vas sabiendo que las prendas pueden acabar rotas o con manchas que queden de por vida como recuerdo, sino por el coche que te apesta a alcohol y a tomate y por el pelo. Los chicos lo tienen más fácil pero las chicas, si lo tenemos algo largo y sobre todo rizado no se va solo con una ducha. El próximo año cuando vaya de nuevo a cubrirlo y a disfrutar trabajando me llevaré un gorro o un pañuelo para evitar que vuelva a suceder. Desde Top Valencia os aconsejo, chicas, hacer lo mismo. Además, será también mas divertido acompañado de las gafas de natación que eviten el contacto directo del ácido de los tomates con los ojos. Esto último es imprescindible.
La seguridad que había fue brillante. Media hora antes del pistoletazo de salida cortaron el acceso al tráfico y no podía entrar ningún vehículo, ni siquiera prensa. Prácticamente en cada esquina veías a agentes de policía, furgones atravesados en vías clave y una vez terminó la Tomatina, había unidades entre la calle y el puente que hay en Buñol para evitar que alguien se cayese. Quizá fuese excesivo los controles de alcoholemia. Me parece estupendo que se vele por la seguridad en la carretera pero había control no solo en la rotonda del mismo municipio sino también en otras localidades colindantes haciéndote parar incluso en varias ocasiones.

Una vez terminó la batalla de tomates, para aquellos que todavía se quedasen con ganas de más fiesta se habilitó una discomóvil para continuar con la diversión durante unas horas más.
Hoy, un día después de disfrutar de la Tomatina, puedo afirmar que volveré el año que viene, que desde Top Valencia os recomiendo a todos ir porque lo pasaréis en grande aun pensando que os agobiaréis y que nuestro coche ha tenido que pasar por el lavadero pero hemos conseguido que ya no huela a vino y a tomate 😀
¿Conocéis el origen de la Tomatina? Podéis leerlo aquí. En 2004 la célebre Tomatina de Buñol entró en el libro de Record Guinness tras participar más de 38 000 personas con el lanzamiento de 125 000 Kg de tomate.
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1 comentario en «La Tomatina, una experiencia que se ha de vivir al menos una vez en la vida»