Ernesto Alterio está en plena gira de Las Troyanas (Carme Portaceli / Alberto Conejero). La última parada la ha protagonizado en Sagunto, una ciudad que ha sido el escenario de su historia coincidiendo con la doble representación de la obra clásica incluida en el programa de Sagunt a Escena. El actor asume el único papel masculino del reparto, en el que interpreta al mensajero Taltibio, el encargado de comunicar a las mujeres vencidas en Tebas la suerte que les depararía en manos de los vencedores del ejército griego.
El cine y la televisión son sus otras dos principales plataformas de trabajo, las cuales está aprovechando (y disfrutando) de la mejor manera. Lo más reciente, La sombra de la ley, película dirigida por Dani de la Torre, que grabará hasta septiembre, y para televisión, la tercera temporada de Las chicas del cable, cuyo rodaje comenzará el próximo enero.
¿Qué significa para ti Sagunto como escenario de tu historia profesional o personal?
Conocía el lugar, pero no tuve oportunidad de venir antes. Sagunto es un sitio muy mágico, que posee una energía muy especial, por la historia que tiene, por estar en contacto con los elementos: el aire, la tierra, etc. y por acoger obras como estas en las que esos elementos están muy presentes.
¿Qué significa para ti interpretar a Taltibio en un contexto como este teatro romano?
Es un arma de doble filo; o puede potenciar lo que haces o te puede comer. Porque el sitio en sí, por lo impresionante del lugar, puede llegar a tener más protagonismo que lo que está sucediendo en el escenario. Pero también tiene la posibilidad de que lo potencie muchísimo, que creo que es lo que a nosotros nos ha pasado al estar en sintonía con los sitios en los que lo hemos representado.
¿Qué piensas justo antes de salir al escenario?
Trato de vaciarme, de no pensar en nada.
¿Cómo lo consigues?
No lo sé, pero lo hago. Respirando. Trato de conectarme con la energía de arriba, de abajo, del centro y a tirar.
¿Cómo ves la salud del cine actual?
La cultura en este país está en un estado perenne de precariedad. Y más en los últimos tiempos. Me parece muy triste que haya como una cierta política y algo que se ha instalado en la sociedad, en cuanto al lugar que ocupa la cultura. No siento que se sienta de una manera como algo primordial para el desarrollo de una sociedad. Como algo fundamental para el completo desarrollo de un pueblo como sociedad. Y lo que tiene que ver con transmitir la cultura; el cine es un arma de transmisión cultural poderosísima.
Esto lo saben en países como en Francia o en Estados Unidos, donde lo ‘megaapoyan’. También se ha instalado el discurso de que el cine, también el teatro, son todos unos subvencionados o que viven de las subvenciones. Y es una afirmación completamente errónea. En el sentido de que todo está subvencionado, como cualquier otro sector. Y, en todo caso, lo que se subvenciona es a las empresas, no se subvenciona a los artistas. Por otro lado, siento que hay gente súper capaz, con mucho talento, que está haciendo cosas súper interesantes.
¿Qué es lo que más está cambiando en el cine?
Lo más difícil en el cine es que está desapareciendo toda una zona media; o se hacen grandes producciones apoyadas por las televisiones o películas muy pequeñas con cuatro duros. Pero las películas interesantes donde se junta de repente un director que tiene una idea loca con un apoyo económico, eso se está perdiendo. La gente o se va a los taquillazos, a lo que saben seguro que va a funcionar; o se van a las cosas muy experimentales, pero está despareciendo la combinación de ambas.
¿Hasta qué punto plataformas como Netflix o HBO pueden beneficiar o amenazar la relación del espectador con el cine de sala?
No lo sé. Es algo que es muy nuevo todavía como para saberlo. Yo lo siento como algo positivo. Porque genera una diversidad en la oferta, genera mucho trabajo a muchos profesionales, se activan oportunidades. Otra cosa es la experiencia cinematográfica de ver una película en una sala de cine. Me resisto a pensar que vaya a desaparecer. Hay una corriente de gente que piensa que eso tiende a desaparecer, pero yo creo que hay algo insustituible en la experiencia colectiva de ver algo a la vez que lo están viendo otros.
Con toda esta familia de artistas que es la tuya, ¿cuándo coincidís? ¿En qué momento?
Cuando podemos. Desde pequeño he estado habituado a que mi padre viajara y a estar en rodajes, en los teatros, etc. En mi casa hay mucho movimiento, pero eso también genera dinamismo y airea las relaciones familiares. Ahora dentro de todo este lío sí he podido conseguir cinco días y nos vamos de vacaciones.
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