Cada año, durante la procesión del Corpus Christi en Valencia, la Custodia más grande del mundo, compuesta por 600 kg de plata, 5 de oro, 75 gramos de platino, centenares de piedras preciosas y miles de perlas, recorre las calles de Valencia bajo una lluvia de pétalos de flores.
Para conocer su origen nos tenemos que remontar a 1940, año en el que el orfebre valenciano Francisco Pajarón Suay comenzó a construirla para reemplazar a la destruida en 1936. Tardó 15 años en tenerla terminada gracias a los donativos de innumerables fieles. Se creó como ofrenda al pueblo de Valencia tras sufrir durante la Guerra Civil, del 36 al 39, sacrilegios que destrozaron parte de los bienes de la Iglesia en la persecución religiosa que tuvo lugar en 1936.
La Custodia del Corpus Christi también es conocida como la Custodia de los pobres, por haber sido gran parte sufragada por devotos y fieles. Es un gesto más que admirable contando con las penurias que atravesaba la ciudad en plena posguerra. Cada uno donó lo que humanamente pudo. No solo dinero físico como tal, sino también en forma de cubertería y enseres domésticos. Las alhajas se colocaron directamente en la Custodia y los enseres lo utilizaron para fundirlos y crear diferentes partes del monumento.
Fue diseñada por el arquitecto diocesano Vicente Traver Tomás y construida por tallistas, carpinteros, herreros, esmaltadores y orfebres. En total dedicaron más de 500.000 horas de trabajo, utilizaron 11 kilómetros de soldadura de plata y casi 36.000 tornillos para unir más de 20.000 piezas. Pero sin duda, todo el esfuerzo valió la pena, tan solo hay que ver la joya tan preciosa que tenemos en la Catedral de Valencia y que, afortunadamente, cada Corpus Christi recorre las calles de nuestra ciudad.
El resto del año, a excepción de la procesión durante la festividad, está resguardada tras un cristal en el Museo de la Catedral. Mide más de 4 metros de altura y tiene una anchura de 2,26 metros.
En 2015, tras una profunda limpieza por los técnicos del IVC+R (Instituto Valencia de Conservación y Restauración de Bienes Culturales), salieron a la luz auténticos tesoros considerados como la obra de orfebrería más importante del siglo XX en Europa. Entre los objetos cabe destacar dos. Por un lado la primera moneda de plata ofrecida por un empleado del colegio San José gracias a la cual comenzó la recolecta para su construcción. Por otra parte, una jarra minúscula de medio milímetro de tamaño perfectamente labrada que había desaparecido de la representación en plata de la Última Cena situada en la parte central de la Custodia. Estas piezas se habían caído en el interior de la misma y gracias a la limpieza exhaustiva que se llevó a cabo se pudieron recuperar.
Los trabajos de restauración se llevaron a cabo en dos fases. Primero en seco por aspiración para eliminar la suciedad superficial acumulada y el polvo y en segundo lugar una limpieza físico-química para la grasa y zonas con corrosión.
Tras la rehabilitación, la Custodia actual está formada por 159 imágenes, 44 relieves con escenas bíblicas y los 48 escudos de familias nobles del Reino de Valencia realizados en esmalte alternados por 71 campanillas.